La semana pasada los empleados fijos de mi empresa tuvieron una revisión médica. El lunes tenían que llevar una muestra de orina y acudir en ayunas para que les extrajeran una muestra de sangre. Dicen que la muestra fueron cuatro frascos por persona, pero ya sabemos como exagera la gente cuando va sin desayunar. El jueves tenían que acudir a la revisión en sí, examen físico y observación de los resultados de las analíticas. Se me ocurrió bromear el mismo lunes diciéndoles a dos compañeros que a la revisión tenían que acudir «con el culico limpio» y uno de los dos me miró con cara de «has mancillado mi honor, exijo una satisfacción».
Al día siguiente comentando el examen físico alguien dijo, no se si en serio o en broma, que había revisión genital y, a partir de cierta edad, revisión de próstata. Ante tal expectativa el ofendido del párrafo anterior tuvo a bien decir «pues entonces habrá que ducharse el día anterior ¿no?», a lo que su compañero más cercano respondió «o esa mañana antes de ir a la revisión».
Suponía que la ofensa era indicar que él no llevaba «el culico limpio» a todas partes, ahora me temo que la ofensa provino de la terrible idea de tratar de incluir extraños hábitos de higiene en su organizada vida. Que cierto es aquello de que es difícil enseñar trucos nuevos a un perro viejo.
1 comentario:
Mira, hay un dicho español que dice: "El que se pica, ajos come". Si contestó con tanta susceptibilidad, por algo sería, ¿no?.
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