La tercera novela de Arturo Pérez-Reverte se inicia con la restauración y el descubrimiento de una inscripción oculta en un cuadro. El cuadro es «La partida de ajedrez» y la inscripción dice «quis necavit equitem». La frase tiene dos traducciones posibles «¿Quién se comió al caballo?» y «¿Quién mató al caballero?» y es la primera pista para descubrir, camuflada en la partida de ajedrez que el cuadro presenta, una conspiración política de hace quinientos años. Julia, la restauradora del cuadro, inicia una investigación histórica encaminada a esclarecer la verdad tras la inscripción y a revalorizar el cuadro en vistas a una próxima subasta. Pero pronto ocurre una muerte en circunstancias sospechosas y el secreto oculto en el cuadro deja de parecer inofensivo.
«La tabla de Flandes» es una novela de intriga con un número reducido de personajes que gira en torno a una partida de ajedrez. A mí me ha parecido bastante ágil y entretenida. El misterio se mueve despacio pero no lentamente y los personajes son bastante interesantes. Tiene un par de puntos previsibles, pero eso nos pasa a todos. Y las descripciones de la partida de ajedrez son claras y van acompañadas de dibujos que lo aclaran todo, aunque los mas nuevos siempre pueden echar mano de un tablero para seguirla en vivo. Una novela muy recomendable.
Y leída gracias a la cortesía de la Biblioteca Regional.
4 comentarios:
Y como la mayoría de las novelas de Pérez Reverte que superan las 200 páginas, tienen un final cochambroso. Lo que no quita que pases un rato más que agradable con su lectura.
Mas que un final cutre yo diría que era el único final posible. Yo de hecho me temía algo así porque la historia va cerrando puertas y solo deja esa abierta.
Disiento. Tanto en éste como en "El club Dumas" llega un momento que no sabe qué coño hacer con la subtrama argumental. Y eso no es obstáculo para decir que los dos libros me gustaron; pero el único final coherente de una novela larga suya fue, para mí, "La piel del tambor".
Sr_Skyzos, estoy contigo. Los finales de Perez Reverte sulen ser muy muy flojos, lo que hace que sus libros desmerezcan un poco.
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