28 abril 2006

Simios todos

Supongo que todo el mundo ha vivido la polémica creada por la presentación de una proposición no de ley que otorga derechos fundamentales a los grandes simios. Los detractores dicen que se intenta tratar de humanos a los animales y hacen burla. Algunos defensores han metido la pata con perlas como esta (vía Informativos Telecinco):
Hace unos 150 años, los abolicionistas pedían derechos para los negros y los paletos de la época decían: ¡Qué barbaridad!, ¡derechos para los negros!, ¡y los derechos de los blancos!, ¡pero cuándo se ha visto que seamos iguales!, ¡cuándo se ha visto a un negro pintar la Capilla Sixtina o componer algo lejanamente similar a una ópera de Mozart o escribir el Quijote!
Seamos serios y, aún a riesgo de que se lleven el Scatergories, diferenciemos al ser humano del resto de grandes simios: Los grandes simios no son capaces de establecer falacias como la anterior. Esta claro que los negros de la época, ni las mujeres de la época, habían creado tales maravillas. En aquella época solo se conocían los negros que eran traídos como esclavos y sus descendientes que eran educados en la mayor de las ignorancias posible. Los que cruzan el estrecho en patera tampoco son grandes artistas, ni filósofos.

Sin embargo los egipcios tenían una cultura compleja, una sociedad avanzada, edificaciones insuperables, religión y control sobre uno de los mayores ríos del planeta antes de que los blancos empezaran a pensar. Los "amarillos", habitantes del lejano oriente, poseían una sociedad compleja, filosofía y arte cuando los blancos comenzaban a pastorear. Los habitantes del oriente próximo y medio trajeron matemáticas e ingeniería a unos blancos que vivían atemorizados por la ira de Dios. Los habitantes de América del Sur (ahora llamados "sudacas") eran mejores astrónomos, entre otras cosas, que los blancos que dijeron civilizarlos. Incluso las tribus de nativos norteamericanos y de nativos africanos (unos exterminados y otros esclavizados) han tenido mayores conocimientos que el hombre blanco de fauna y flora, es decir, de biología y de las propiedades medicinales de las plantas.

Pero los simios no son seres humanos y no merecen, para mi gusto, ni más ni menos protección que el resto de los animales. No creo que las ballenas ni los delfines tengan la culpa de haber evolucionado en una rama distinta, ni ningún otro animal o vegetal. Utilizar los recursos naturales, incluso los que no están vivos, sin freno, causar un daño irreparable o dedicarse sistemáticamente a torturar a los cohabitantes del planeta no es propio de grandes simios, es propio de humanos.

4 comentarios:

Meg dijo...

Desde aquí pido protección para los cuervos, una de las pocas especies capaces de fabricar instrumentos para obtener alimentos.
No podemos olvidar a los delfines, que tantas vidas han salvado a naúfragos, llevándolos a la costa. Y, además, mantienen relaciones sexuales por gusto, como los humanos.
También para los elefantes, capaces de reconocer y recordar personas y hechos.
Por supuesto, no podemos dejar atrás a los pulpos, animales complejos donde los haya que son capaces de adaptar su cuerpo a múltiples superficies y engañarnos con sus camuflajes.
Seguro que me dejo alguna especie digna de derechos humanos...

¡¿Es que no ven que es una contradicción?!

Saga dijo...

Estoy totalmente de acuerdo en que se proteja a los pulpos. Yo mismo siempre he tenido una fama de pulpo de la hostia, y la verdad es que no lo entiendo. ¿Podría usted explicarmelo, señor Negro?

Anónimo dijo...

ESTO ES INCREIBLE,MARIO-SAN,COMENTANDO EN UN BLOG,ESTO SI QUE ES NOTICIA.
CASO POCO FRECUENTE.
ESTO SI ES PARA CELEBRARLO.

Anónimo dijo...

Señores no se engañen, los derechos de simios, y de los demás animales (incluido el hombre en numerosos casos), se acaban donde empiezan los ceros de las grandes multinacionales.