26 febrero 2007

Ya no sufro por amor

Me dijeron que este libro estaba bien y me he decido a leerlo. De vez en cuando me gusta leer libros sobre la mente humana porque me aporta nuevos puntos de vista -que puedo compartir o no- sobre cómo es la gente y por qué hacen lo que hacen. Antes de que nadie lo busque, este es el libro que fue acusado de plagio y dicho plagio ha sido reconocido por la autora. Pero a mí me interesa hablaros del libro y no de la autora.

«Ya no sufro por amor» es un libro que nos habla de esas relaciones amorosas que damos por normales pero que no lo son. Las relaciones en las que la pareja no se habla, pero sigue junta. En la que cada cierto tiempo hay una crisis y una reconciliación. En la que uno de los dos lo deja todo por estar con el otro, por amor. Son relaciones habituales, comunes, pero no normales. La autora se basa en su experiencia personal y en una muy amplia bibliografía para mostrarnos los tres tipos básicos de persona, de cara a una pareja, y como funcionan cuando se emparejan entre sí. La misma autora, Lucía Etxebarría, dice que ella no es psicóloga y que el libro no hace milagros. Ante un problema grave debemos acudir a un terapeuta profesional.

El libro comienza muy bien, con textos serios y anécdotas personales a modo de ejemplo, nos da una visión sencilla de como funcionan las cosas y desmitifica algunas actitudes asumidas ante el amor. Después se embarulla y no es fácil saber si estamos leyendo una autobiografía o si el mismo libro ha cambiado de temática. Parece que el último tercio del libro sea mero relleno. Me ha gustado cuando ha tratado algunos mitos, como el dejarlo todo por el amor, y no me ha gustado tanto con el cacao final. No sabría si recomendarlo o no.

Otro libro leído gracias a la Biblioteca Regional.

Cosas de solteros

Un soltero es uno que no esta casado, ni lo ha estado. Los divorciados, los separados y los viudos, no son soltero, ni están solteros. Como la sociedad piensa que el soltero es un juerguista incapaz de abrazar el compromiso, y que soltera es una mujer amargada incapaz de atrapar un hombre, los genios del marketing han importado tal cual el término «single». Así pierde la carga peyorativa y puede incluir a divorciados, viudos y demás gente sin pareja. Y te dicen que en España hay ocho millones de singles, que es un mercado emergente, que quieren comprar los yogures de uno en uno, y no en pack indivisible de ocho, y salir de viaje sin contratar el pack luna de miel.

Podemos dividir a los solteros en dos grupos, los que están solteros porque quieren y los que lo están sin quererlo. A los que están solteros, o solos, sin quererlo se les tiene lástima. Realmente lo están pasando mal porque no encuentran la persona adecuada para formar una pareja, o una familia. Se les dice eso de «Tranquilo, que todo llega», «Para un roto siempre hay un descosido» y «te voy a presentar a mi amigo X, que es simpatiquísimo». Con los solteros por elección la cosa cambia. He contrastado con algunos que conozco los datos del trato recibido y no falta quién intente hundirte psicológicamente con dardos del calibre:
  • «Se te va a pasar el arroz»
  • «¿Qué harás cuando tengas un apretón?» Se entiende que un apretón sexual.
  • «¿Quién cuidará de ti cuando seas viejo?» Un motivo muy noble para tener hijos:que haya alguien para limpiarte el culo de mayor.
  • «Tu, lo que pasa, es que no eres capaz de comprometerte»
  • «Un día mirarás atrás y te arrepentirás, y será tarde»
  • «Tu lo que necesitas es un buen polvo»
La última es mi preferida. Al parecer la soltería es una enfermedad y el sexo la cura. De lo que deduzco dos cosas: que la gente se empareja para tener su dosis de sexo y que los comportamientos no aceptados tienen cura, como la tenía homosexualidad no hace tanto tiempo. Claro que con electrodos, duchas frías y palizas regulares todo tiene cura. He hablado con algunos amigos y a todos nos pasa, nos llega una época en la que alguien nos mete todo tipo de pensamientos fúnebres con relación a nuestra soltería. He desarrollado una hipótesis que no podré demostrar nunca pero que por lo menos dará que hablar cuando alguien felizmente emparejado trate de machacar a alguien felizmente solo.

Lo primero es establecer una pauta de comportamiento. El emparejado feliz no se mete con el soltero infeliz, lo apoya, lo anima a salir, a conocer gente, a distraerse. El emparejado infeliz no se mete con nadie, a todos los solteros les dice que están mejor así, que si él pudiera cambiar se quedaba soltero, etc... La gran mayoría miente porque critica la pareja sin dejársela, pero ese es otro tema. El roce siempre viene cuando se juntan un emparejado feliz y un soltero feliz, entonces el emparejado feliz se lía a recitar los salmos de la pareja y a machacar la autoestima del soltero feliz. ¿Por qué? Según mi hipótesis es mera envidia. El emparejado feliz ha necesitado la ayuda de otra persona para ser feliz, así que no entiende que haya gente feliz estando sola. Sus esquemas se tambalean, a lo mejor no es lo bastante persona para ser feliz y por eso se ha tenido que apoyar en otro, como dos minusválidos emocionales o algo así. Le asaltan las dudas, le corroe el miedo y aquello que el ser humano no entiende o teme acaba siendo atacado. Por eso el emparejado feliz no ataca al soltero infeliz, no se siente amenazado por él, pero le tira todo el arsenal al soltero feliz. No lo soporta. Es como ir a casa de un amigo con dinero y ver que tiene un televisor normal. Enseguida lo criticas por no tener uno gigante de plasma. Da igual si el tipo es feliz con su televisor normal, o si no ve la tele, tú necesitas tener uno gigante de plasma para ser feliz, y este niño rico no va a ser mejor que tú, tiene que comprarse uno.

Como ya digo es una hipótesis sin posibilidad de demostración, pero si, solteros felices del mundo, la sacáis a colación la próxima vez que os ataquen podréis desviar el debate. Y seguiréis siendo felices.

24 febrero 2007

Todo es cuestión de imagen

Hace muchos años que por Internet circula la siguiente imagen:

Y suele ir acompañada de un pié que dice cosas como: «La forma más rápida de ser despedido». Por si alguien no se ha dado cuenta, este trabajador de Pepsi se está bebiendo una Coca-Cola. ¿Qué clase de daño se le hace a la empresa con esta actitud?. Terrible, seguro. ¿Y si el tipo se bebe la Coca-Cola lejos del furgón de Pepsi? Sin llevar el uniforme, sin que se note que trabaja para la competencia de lo que bebe. Es domingo, está sentado en una terraza, con pantalón de pinzas y camisa, y pide una Coca-Cola. Por la calle pasa su jefe y lo ve. Ya no le renuevan el contrato, no bebe lo que promociona y puede dañar la imagen de la marca si alguien lo reconoce.

¿Puede un comercial de Volvo comprarse un Ferrari? ¿Puede un empleado de Microsoft utilizar un correo personal de GMail? ¿Puede un empleado de Armani casarse con un traje de Versace? ¿Puede un cargo político llevar a sus hijos a un colegio privado? ¿Puede el rey hacerse los chequeos anuales en una clínica privada? ¿Puede ser profesor de «Religión y Moral Católica» un divorciado, uno que no va a misa, que utiliza preservativo? Según el Tribunal Constitucional, no pueden:

Se sigue de lo anterior que también ha de corresponder a las confesiones la competencia para el juicio sobre la idoneidad de las personas que hayan de impartir la enseñanza de su respectivo credo. Un juicio que la Constitución permite que no se limite a la estricta consideración de los conocimientos dogmáticos o de las aptitudes pedagógicas del personal docente, siendo también posible que se extienda a los extremos de la propia conducta en la medida en que el testimonio personal constituya para la comunidad religiosa un componente definitorio de su credo, hasta el punto de ser determinante de la aptitud o cualificación para la docencia, entendida en último término, sobre todo, como vía e instrumento para la transmisión de determinados valores. Una transmisión que encuentra en el ejemplo y el testimonio personales un instrumento que las Iglesias pueden legítimamente estimar irrenunciable.
Las negritas son mías. En la medida en que el testimonio personal constituya para empresa un componente definitorio de su imagen, podrían decir. En la medida en que una empleada embarazada da muy mala imagen a Durex.

22 febrero 2007

¿Quién paga los platos rotos en España?

Una viga de catorce toneladas cae sobre las vías del AVE. Interrumpe el tránsito por un día y diecisiete mil personas se ven afectadas. El propietario del AVE, RENFE, debe devolver el dinero de esos billetes, pagar un transporte alternativo (autobuses), alguna indemnización posiblemente. Como no es culpa suya, paga pero demanda los daños al gobierno. Da igual si es gobierno central o autonómico. El dinero sale de los impuestos de los ciudadanos.

Si llegado el caso el gobierno de turno decide demandar a su vez a la empresa que realizó la obra de la viga no llegaremos a nada. La empresa dirá, con razón, que los técnicos del gobierno realizaron las pruebas de materiales, aprobaron el proyecto y verificaron la seguridad y viabilidad del mismo. El gobierno sigue pagando.

Y este es uno de esos casos en los que me gustaría equivocarme pero las únicas veces en las que podremos volver a escuchar este tema será para que un partido político pida la dimisión de un cargo político del bando contrario. Pero al final lo pagaremos entre todos.

Wimbledon equipara, que no iguala

Hoy hay gente que está realmente contenta: El Torneo de Wimbledon equipara el premio para hombres y mujeres (20minutos). Ahora los hombres cobrarán los mismos premios que las mujeres, pese a realizar mayor trabajo. La equiparación no es igualdad.

En un partido de tenis masculino hay que ganar tres sets de cinco, en un femenino hay que ganar dos de tres. Wimbledon tiene unas rondas preliminares y de ahí se pasa a octavos. Supongamos que jugamos un partido de ronda preliminar y de ahí ganamos el torneo. Uno de ronda preliminar, más octavos, más cuartos, más semifinales más la gran final, hacen un total de cinco partidos. El hombre perfecto jugará quince sets, el peor campeón del mundo jugará veinticinco. La mujer perfecta jugará diez sets, la peor campeona del mundo jugará quince. La peor campeona del mundo jugará los mismos sets que el hombre perfecto. Y sin embargo ganarán el mismo dinero, a mi no me parece que eso sea igualar las cosas. O suben los partidos femeninos a cinco sets o bajan los masculinos a tres. Todos iguales en todos los aspectos.

Si el tenis considera normal que una mujer juegue tres quintos de lo que juega un hombre, entonces las mujeres deberían correr los 60 metros lisos en lugar de los cien. Una maratón de veinticinco kilómetros, y partidos de fútbol de cincuenta y cuatro minutos. Lo más complicado va a ser hacer piscinas con carriles de cincuenta metros para los hombres y de treinta para las mujeres.

Aunque tengo la hipótesis de que las mujeres juegan menos porque gustan menos y así ocupan menos tiempo la pista, pero es solo una hipótesis.

21 febrero 2007

El genio del idioma

El genio del idioma es un ser mitológico. Una especie de divinidad que va construyendo la lengua, poco a poco. Crea las palabras, establece la gramática y dicta las normas de la herramienta de comunicación por excelencia, el lenguaje. En el libro «El genio del idioma» aprenderemos a conocer y reconocer al genio del castellano. Álex Grijelmo nos va enseñando de una manera muy sencilla y amena como es, por qué escoge unos extranjerismos y desecha otros, como ha ido creando el idioma actual a partir de las lenguas prerromanas, el latín, el árabe y otras influencias.

El libro mezcla un poco de etimología con mucho de historia de la lengua. No es uno de esos volúmenes sesudos plagados de vocabulario y referencias. Es un libro que nos habla de tú a tú, presentándonos al genio y demonstrándonos que es él y no los académicos o las modas los que deciden la formación del lenguaje. Es fácil demostrar que el genio existe, por ejemplo, tratad de crear un verbo nuevo a partir de una palabra: siempre lo haréis con la terminación -ar. Desde los comunes chatear, hasta los fugaces "pokear". Todos los verbos de nueva creación terminan en -ar, y es desde hace siglos. No hay ninguna regla escrita, es, simplemente, el genio. El libro nos explica por qué el castellano acepta fútbol, pero no football. Y por qué desaparecen orsay. corner, linier, y aparecen «fuera de juego», «saque de esquina» y «juez de línea». Por qué especulum derivó en espejo, pero seculum derivó en siglo y no en "sejo". A mí me ha gustado mucho, siempre he tenido curiosidad por saber como se forman los idiomas y de donde provienen las palabras. Lo recomiendo si tenéis estas aficiones.

Un libro más que he obtenido de la Biblioteca Regional de Murcia.

20 febrero 2007

Esto en mis tiempos no pasaba

Leo con gran preocupación que seis institutos riojanos regulan el modo de vestir de sus alumnos. Los pobres se han visto obligados a perseguir y prohibir, incluso fuera del reglamento, las prendas que no son decorosas, las gorras, las bragas que se ponen en el cuello, y cualquier otra prenda que no sea respetuosa. Ante la falta de poder sancionatorio estos nobles y aguerridos guardianes del honor de nuestros adolescentes han tenido que recurrir a enviar a los alumnos a casa para que se cambien. Y a avisar a los padres.

Digo que en mis tiempos esto no pasaba y alguno estará pensando que mi generación tenía más respeto, más pundonor y menos ganas de enseñar carne (que no de verla). Pero a lo que yo me refiero es que en mis tiempos enviar a un alumno a casa era ilegal, porque atenta contra su derecho a la educación, y harto peligroso, porque si le pasa algo en ese instante el responsable es el centro o educador que lo ha enviado a su casa. Supongo que ahora ya no es así, ahora dejar un hijo en un centro educativo equivale a que lo maltraten los compañeros, lo ignoren los profesores y te lo envíen los directores a casa si consideran que la ropa que tú le compras no es adecuada. Y lo peor es que no puedes elegir no enviarlo al colegio o al instituto porque te obliga la ley.

18 febrero 2007

Cosas de "House"

Me dice una amiga que no debo fijarme en las películas americanas para valorar el sistema legal español. Aquí no hay juicios espectáculo, no hay enmiendas a las que acogerse y un abogado de oficio no gana «cuarenta mil miserables dólares al año» (lo dicen en "Las dos caras de la verdad"). Lleva razón.

Tampoco debe uno de comparar lo que ve en "House" con los hospitales de verdad. Yo siempre me fijo en:
  • Que el hospital tiene médicos y enfermeras. Más médicos que otra cosa. Los médicos hacen los análisis, hacen las pruebas de radiología, empujan las sillas de ruedas y camillas, etc... Allí no hay técnicos de laboratorio, ni celadores, ni siquiera "caterinas" (que son las encargadas de llevar la comida o catering).
  • Que el jefe del servicio de diagnóstico, House, y el jefe del servicio de oncología, Wilson, pasan consulta como hacen aquí los médicos sin especialidad en los centros de salud. Hasta la directora del hospital, Cuddy, pasa consulta de vez en cuando.
  • Que tienen el hospital decorado con madera y muebles del IKEA. Que no se privan a la hora de hacer una resonancia, un análisis de ADN o cualquier otra prueba carísima. Pero no tienen un triste ordenador al que dándole los síntomas te diga las posibles enfermedades. Se saben todos los libros de memoria. Enfermedad, síntomas, número de casos por año en EE.UU. y tratamiento.
  • Cuando hay una mala noticia para un paciente jamás se presenta un asistente social, un psicólogo o alguien especializado en dar apoyo moral a los pacientes. El médico de turno da la mala noticia y se larga dejando lloros y caras desencajadas.
Cae en otros tópicos de las series de hospitales, pero estos me llaman poderosamente la atención. Sobre todo lo de pasar consulta y lo de la base de datos de enfermedades.

17 febrero 2007

Vivir muchos años...

... O vivir el mismo año muchas veces. ¿Qué estamos haciendo realmente? Cuando escuché por primera vez esta frase me dije «Jota, te han calado.» Repaso mi vida y no vivido casi treinta años sino que he vivido una media docena de ciclos donde se repetía el mismo año. Y me temo que se avecina el ciclo más largo. ¿Os pasa a vosotros o es sólo a mí?

Soy consciente de que se llama rutina y en la mayoría de los casos todo son ventajas, pero llega un momento donde echas la vista atrás y te das cuentas de que llevas años haciendo lo mismo. Incluso en tu tiempo libre. Yo tengo -cuando lo tengo- un trabajo muy rutinario. Comienzo a las siete y media de la mañana y a las ocho ya puedo decir si el día será bueno o malo. Es tan previsible que cuando miro las notas de días anteriores las diferencias horarias no llegan a cinco minutos. Esto es bueno, al ser tan rutinario no hay que estar todos los días lidiando con cosas nuevas y nuevos problemas. Los problemas surgen de año en año. Por otra parte llega un momento en el que lo que uno necesita es ese problema, ese reto que lo haga madurar. Sería, por poner un ejemplo, el trabajo de un barrendero que siempre pasa por las mismas calles en el mismo orden y a la misma hora. Hay trabajos que pueden parecer más creativos pero realmente no lo son. Un médico no ve siempre a los mismo pacientes, pero a la postre el trabajo es siempre lo mismo.

Y si el trabajo es siempre el mismo y las horas de sueño son siempre las mismas, entonces tan sólo nos queda el mal llamado tiempo de ocio. Mal llamado porque de ese tiempo tiene uno que dedicar una parte -a veces enorme- a tareas de la casa, papeleo, mantenimiento mínimo de uno mismo (comer, asearse, etc...) y luego le queda la evasión de la realidad. La serie de los lunes, la película de los miércoles, ese concurso de los jueves y salir hasta las tantas el sábado. Y el domingo a leer, a ver el deporte y a preparase psicológicamente para otra semana. O para repetir otra vez la misma. Meter la ropa de verano, meter la ropa de invierno, la declaración de IRPF, el chequeo de la vista, la quincena en la playa, cumpleaños, aniversario, Navidad y promesas de cambio en Nochevieja. El mismo ciclo, una y otra vez.

O lo mismo soy yo, que llevo una vida triste y anodina.

12 febrero 2007

¡Vayase usted a la M!

Y el receptor de esa frase tenía claro hacia dónde encaminar sus pasos. Hasta ahora.

Ahora la M apunta a otros sitios, la M es Murcia.


Y esta bien poder decirlo con total impunidad, oiga, se agradece.

11 febrero 2007

Tiranía disfrazada

«La regla de la mayoría en la que se basa la democracia puede producir un efecto negativo conocido como la tiranía de la mayoría. Se refiere a la posibilidad de que en un sistema democrático una mayoría de personas pueden en teoría perjudicar o incluso oprimir a una minoría particular. Esto es negativo desde el punto de vista de la democracia, pues ésta trata de que la ciudadanía como un todo tenga mayor poder.»
Que unos pocos se pasen nueve o diez días sin dormir porque le parezca bien a una mayoría no es democracia, señores del carnaval de Tenerife, es tiranía de la mayoría. Es ejercer una opresión frente al débil como la ejercen los regímenes dictatoriales apoyados por las armas, solo que esta vez se apoyan ustedes en el número.

Señor Miguel Zerolo, decir que el carnaval tal y como lo conocemos, con música estruendosa toda la noche y hasta bien pasada la madrugada, con cantidades ingentes de alcohol, es una tradición de doscientos años es mentir. Lo que en boca de un político es normal y triste, porque incita al odio y a la persecución de unos pocos, una minoría, que tan sólo desea que se respete su derecho al descanso.

Y no quería hablar de los carnavales de Tenerife porque estoy seguro de que fuera de fiestas el ayuntamiento y el alcalde ven con malos ojos que se consuma alcohol o se monte una fiesta en la calle. Lo que, además de tiranos y mentirosos, los convierte en unos hipócritas y unos vendidos al negocio que más pague, ahora las terrazas, ahora el carnaval.

Y sí, todas las fiestas que alteren la vida diaria del personal deben ser amoldadas a los derechos de los ciudadanos. Restringiendo el nivel de ruido, adecuando los horarios permitidos y, llegado el caso, trasladándolas a zonas donde no molesten a nadie. Esto incluye el ruido, la basura generada, los cortes de tráfico y otros desórdenes que luego al ciudadano individual no se le permiten.

Kilómetro Cero

También llamada «Km 0, 20 días para matar». Escrita por Jesús Cacho, «Kilómetro Cero» nos pone en la piel de Juan, un agente de los servicios secretos españoles caído en desgracia. Juan ha cometido el fallo de señalar los errores de sus jefes y éstos han procurado hacerle la vida imposible. Amenazado de muerte por todos los bandos, con una familia que proteger y mantener, cualquier negocio que inicia fracasa por presiones de los que quieren venganza. Y su única manera de sobrevivir es llevando a cabo los trabajos sucios que nadie quiere, por su peligrosidad e ilegalidad.

Estamos al final de la etapa de Felipe González. Con las elecciones perdidas tan sólo queda que José María Aznar tome posesión para dar por finalizado el ciclo. Este ciclo ha traído muchos escándalos de corrupción y sobre todo ha sido descubierta la trama de los GAL. Los GAL pueden salpicar a mucha gente y los altos mandos deciden enviar a Juan a una misión que, de completarse, sacudirá política y socialmente el país. Así Juan se ve metido una vez más en una misión donde se juega la vida si sale mal y será silenciado si sale bien. Reúne un equipo de cinco personas y dedica tres semanas a planear el que espera sea su último golpe.

La novela es toda ficción aunque aparecen nombres reales para ambientarla. A lo largo de la historia se incluyen flashbacks que nos permitirán saber más de los personajes principales y su historia. Desgraciadamente a veces estas vueltas al pasado se hacen excesivamente largas y pueden aburrir o despistar de la trama principal. Es curioso que la novela no tenga ni una sola separación en capítulos, es todo un texto corrido (con separación en los párrafos). Me ha gustado, es bastante dinámica y en cierta manera verosímil. Tan sólo tiene un pinchazo al final, cuando una parte de la trama queda demasiado insinuada, y el asunto de los recuerdos, que despistan. La recomiendo.

Este libro es mío pero no recuerdo cuánto me costo. Es de alguna oferta de 2€ o así, pero no se decir el precio exacto.

02 febrero 2007

"Jóvenos" del mundo, uníos

Leo en el ABC:
El Ayuntamiento de Córdoba financia una campaña para que se diga «marida», «miembra» y «lideresa»
Me molesta, me molesta mucho. "Lídera" suena mucho mejor que "lideresa", tiene la fuerza de líder. "Lidertriz" no es manco, pero es más difícil de pronunciar.. De hecho voto por abolir princesa e instaurar "príncipa". Claro que entonces también habría que instaurar "príncipo", que las terminaciones en e no suenan lo bastante varoniles. Al igual que habrá "maridas" también me parece razonable crear los vocablos "nuero" y "yerna". Todo es poco para eliminar las barreras lingüísticas. Crearemos "artisto", "periodisto", "atleto", "ciclisto", "baloncentisto", "deportisto" en general, "electricisto", "dentisto", "guitarristo", "violonisto", "ebanisto", "escayolisto", y otros que nos hayamos dejado en el tintero, a imagen y semejanza de las juezas y las médicas. Y propongo acabar de un plumazo con el problema de los plurales machistas, la terminación «os» indicará mayoría aplastante de varones, la terminación «as» indicará mayoría aplastante de "varonas" -o "varonesas", ya se verá- y la terminación «es» se aplicará en los casos en los que no haya posibilidad de establecer una mayoría aplastante. Así tendremos un congreso de los "diputades", y un "ciudadanes" en los discursos. Lo que se van a ahorrar algunos políticos en saliva cuando puedan decir "ciudadanes" en lugar de "ciudadanos y ciudadanas". Desaparece la «e» como terminación masculína y se instaura una «o» bien machota, como en "presidento".

También nos hablan del mal uso de las expresiones coloquiales, que malogran lo femenino y ensalzan lo masculino:
«Además, hablamos de que algo es cojonudo cuando es bueno, mientras decimos que es un coñazo si resulta aburrido»
A partir de ahora buscaremos términos que no sean exclusivos de ningún sexo para dichas expresiones. Desde aquí voy proponiendo los siguientes cambios:
  • «Pasárselo teta» se convertirá en «Pasárselo pezón» -Los hombres también tenemos pezones.
  • «Estar acojonado» se convertirá en «Estar "agonadado"» -En esta línea descojonarse sería "desgonadarse", cojonudo sería "gonudo", y así.
También nos dicen que:
«Queremos que el término diputadas aparezca en la entrada del edificio para que todo el que lo visite sepa que allí también hay mujeres»
Yo propongo que pongan uno que diga "Congresistos y congresistas". Bueno, mejor que ponga "Congresistes", que hacer el cartel siempre sale por un pico.

Lo que tiene uno que leer un viernes...

01 febrero 2007

Aquí pongo yo una capital

Siempre le digo a una amiga que la capital de España está mal puesta. Debe hacer cientos de razones para que aquél Borbón decidiese colocar la capital del reino allí en mitad de la nada, lejos de todas las fronteras. Creo que lo mismo pasó en Murcia, pero antes de los Borbones.

Ahora uno va a Madrid en avión desde cualquier parte del mundo pero en aquellos tiempos los métodos de transporte estaban basados en caballos y barcos. Colocar la capital en un puerto de mar favorecería el intercambio cultural, ponerla en medio del país la vuelve inaccesible. Y ya digo que sus motivos tendrían pero yo no se cuáles. Desde mi punto de vista lo que se consigue con estás políticas, al menos en España, es que las capitales sean meros pueblos grandes, en lugar de ciudades cosmopolitas. Y ahora el New York Times parece opinar lo mismo.

Lo que no me da la razón, ojo, que el conocimiento de España que hay en aquél lado del charco es famoso por lo escaso y erróneo.