No se si nos pasa a todos o solo a mí pero cuando me pongo al volante del coche tengo dos "yoes": El conductor agresivo que gusta de ir al límite, de conducir por el carril rápido, de convertir cada semáforo en una salida de carrera; el conductor suave, que gusta de llevar el coche entre mil y mil quinientas revoluciones, sin prisa aunque sin estorbar, buscando el mínimo consumo de combustible.
Ahora que estoy trabajando el Alhama de Murcia, a 36 kilómetros de casa, he podido comprobar las diferencias entre dejar suelto a uno o al otro. Curiosamente el agresivo tarda lo mismo en llegar que el suave, pero es más emocionante. El agresivo conduce más atento, pero también corre más riesgos. El agresivo gasta un litro más cada cien kilómetros (lo que vienen a ser unos 250 € al año). El agresivo se va topando con todos los estorbos de la autovía mientras que el pasivo deja pasar al resto de agresivos.
Me quedo con el pasivo, para igual tiempo invertido tengo un menor riesgo y un mayor ahorro.
5 comentarios:
Vamos, que te tiras medio año sin escribir, y apareces asín, siendo un peligro al volante.
Doy fe de que le estás cogiendo gusto a eso de conducir.
A mi me enseñaron en la autoescuela que el coche hay que llevarlo siempre entre 2.000 y 2.500 revoluciones, si lo llevas más bajo o más alto se puede estropear el motor.
¿Para cuándo la próxima excursión?
Pues nosotros a 80km del curro. Osea a 140 km por la autovia.
Tienes más razón que un santo yo he probado las dos formas también y es verdad se tarda lo mismo.
"...menor riesgo, mayor ahorro"
Y ni qué decir que un mejor estado mental. No es lo mismo llegar al destino con la presión por las nuves, que sereno a ritmo de Ooohmm :)
Y es que las matemáticas no fallan: para trayectos cortos, la diferencia de tiempo no es sustancial aún aumentando mucho la velocidad.
Por cierto, un pajarito me ha dicho que hoy Trancos empezaba las prácricas ^_^
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