«El valle, atravesado por los deseos de los campesinos subarrendados, que son hijos del cielo, pero no de su jefe de personal, se estrecha cada vez más, para recoger los pasos de la mujer como una pala excavadora. Pasa de largo ante las almas inmortales de los parados, que, como ordenó el Papa, son más de año en año. Los jóvenes huyen de sus padres, y son perseguidos por sus maldiciones, agudas como hachazos, por los establos y pajares vacíos. La fábrica besa la tierra de donde ha tomado a sus hombres, demasiado codiciosos. Tenemos que aprender a tratar racionalmente los recursos forestales y las subvenciones federales. El papel siempre será necesario. Fíjese: sin mapas, nuestros pasos conducirían al abismo. Confusa, la mujer aprieta las manos dentro de los bolsillos del pijama. Su marido se ocupa de los desocupados, créame, piensa en ellos y los entierra.»Y así todo el libro, en párrafos que tienen una extensión de una página como media. Sin diálogos, sin descripciones, sin indicaciones temporales. Una enorme extensión de palabras del narrador que nos narra casi siempre la vida de la mujer. La esposa del director de la importante fábrica de papel del pueblo. Las escenas de sexo se mezclan en estos párrafos y son totalmente crudas. No niego el valor literario de la novela, ojo, lo que digo es que yo no la he entendido y que no me ha gustado.
Este libro lo he podido leer gracias a la siempre generosa Biblioteca Regional de Murcia y por recomendación.
3 comentarios:
¿Tú no decías que no te gustaban demasiado las descripciones?
Me recuerda mucho al estilo de José Luís Alvite en "Almas del 9 largo". Solo que Alvite lo hace en clave de humor negro. Aunque eso no lo excusa de ponerse pesado a veces.
Una cosa es que no me gusten las descripciones que duran páginas y páginas y otra no saber si estoy dentro de la casa o fuera o si es literal o metafórica la frase.
Publicar un comentario