La despedida de soltero es una de esas costumbres que hemos heredado y que si la analizas no se sostiene en los tiempos que corren.
De hecho la base sobre la que se sostiene una despedida de soltero no es válida en ninguna época que los españoles vivos puedan recordar. A fin de cuentas uno se corre una última juerga con los amigos cuando se va lejos, a la mili, a un trabajo lejano, a estudiar a otra provincia. Se trata de darle al cuerpo un último gusto antes de pasar a una situación que a priori será peor, habrán otras juergas con otras personas pero para volver a los amigos de toda la vida pasarán meses o años. Sin embargo el matrimonio no es sinónimo directo de viaje lejano y desde luego no es, no debería ser, un cambio a peor. Si tan malo es casarse no te cases. Pero entiendo que pese a ser una gran mentira era una excusa social para perder cualquier inhibición en una sociedad española que nuestros padres conocieron. Para empezar entonces lo de salir y no volver hasta las tantas no estaba bien visto, ni siquiera en hombres. Mucho menos ir a casas de dudosa reputación o de moral laxa, aunque sea para luego cumplir en la noche de bodas. Además antes la gente se casaba más joven, lo cual añade un alto número de hormonas y ganas de aventura a una sociedad mucho más represora que la actual. Por cierto que el color blanco de la novia alude a la virginidad de la misma y el negro del novio a que la noche antes ha ido a graduarse a la academia local del sexo.
Pero vivimos en una época en la que para no haberse corrido una juerga de proporciones bíblicas es necesario haber ejercido una resistencia activa. No vale con no intentarlo, tiene que ser una autentica y ejercida resistencia. Una simple cerveza con los amigos una noche de miércoles puede acabar con una llegada a casa a las siete de la mañana. En la sociedad actual la gente que sale y se divierte, siempre que no se haga daño, es gente sana y joven, quedando la casa para los raros. Lo criticable ahora es quedarse el sábado por la noche en casa. Además de que esta generación nuestra tiende a casarse bastante más tarde que los propios padres, un hecho que ayuda a tener menos necesidad de salir a desfasar antes del matrimonio. Y desde luego son cada vez más escasos los que necesitan de profesores particulares para conocer el entramado de la noche de bodas.
Así que la despedida de soltero ya no es necesaria ni aconsejable (si tan mal te sabe casarte, no lo hagas) y ha quedado en manos de la maquinaria comercial. Todo ha pasado a ser un sinfín de estereotipos que tan solo sirven como sustento de una maquinaria monetaria siempre en movimiento. No es posible ir simplemente a cenar y a emborracharse con los amigos, ahora es necesario hacer alarde de despedida alquilando un vehículo de considerables proporciones, comprar al menos un muñeco hinchable, adornos erótico-festivos de plástico y otras muchas cosas que, para mi gusto, no aportan nada a una celebración que nunca debió ser. Espero que para estas guerras no me llamen.
2 comentarios:
Te puedo decir que en Madird esas cosas no se hacen, ahora el grupo de amigos-amigas del la pareja, se alquilan un fin de semana una casa rural y se hacen actividades de ocio y aventura.
Las noches de el destape y los BOYS no se lleva.
A mí siempre me ha parecido algo ridículo y de mal gusto. Y sé que voy a ser odiado por ésto.
Publicar un comentario