Al final de la primera parte de La historia interminable Bastian debe darle un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil o la Nada destruir� toda Fantas�a.
�Toda? No, un fragmento de irreductibles seres sobrevive m�s all� del deseo de la Nada, custodiando el que es a la vez fruto y semilla de Fantas�a, los �nicos capaces de restaurar por completo el equilibrio entre lo real y lo imaginario. Estos son algunos fragmentos de sus relatos.
Llanuras, Monta�as y Mares
El maestro Garador es el creador de escenarios, por sus manos pasan maquetas, planos y esbozos. Cada vez que una de sus creaciones es utilizada por los otros maestros Fantas�a gana terreno en forma de paisaje. Una estrella por cada partida al juego de rol de Star Wars, un bosque por cada poema �lfico, un mar por cada final alernativo a Waterworld.
Criaturas inteligentes
La maestra Folara es la creadora de seres vivos, los rasgos f�sicos y psicol�gicos de cada uno de los nuevos habitantes de Fantas�a pasaran por su mente. Un gigante para la partida a Rolemaster, una ni�a para una serie de animaci�n, un �rbol sabio y sereno para un cuento.
Semilla y Fruto
Irina no tiene categor�a de maestra, no compone, no crea, no fabrica, no restaura ni dise�a nada. Irina es un ente caprichoso, a veces infantil, a veces de plena madurez, que expresa sus deseos a Garador y Folara consiguiendo que ellos creen todo aquello con lo que ha so�ado para que pueda vivirlo y disfrutarlo. Irina es el secreto de Fantas�a, es el catalizador que compensa el poder la nada, aumenta las capacidades de los maestros y les ofrece en momentos lo que ellos tardar�an a�os en imaginar.
El tercer Maestro
Irina sobrevolaba la isla en el oceano de Nada que resist�a los embates de la Desesperaci�n. Garador hab�a comenzado a crear el m�s hermoso de los mundos y Folara lo estaba poblando de criaturas asombrosas, las hab�a guerreras, pacientes, ganaderas, cazadoras, m�gicas, tristes y sobre todo un incre�ble n�mero de artistas. Sin embargo algo faltaba, Irina no encontraba la paz al mirar el mundo que se estaba creando. Se acerc� a los talleres de los maestros buscando consejo, quiz� ellos tuvieran alguna idea.
- No entiendo cu�l es el problema, Irina - Galador trabajaba la arcilla moldeando la base de una vasta llanura. - Tu misma dices que todo parece ir bien.
- Y las criaturas se desenvuelven bien - Folara trabajaba el esqueleto de un nuevo ser, un mago de t�nica negra y largo bast�n. - Dir�a que no tienen problemas.
- �Eso es! - la voz de Irina ten�a el tono infantil que revelaba nuevas ideas para a�adir a su mundo. - No tienen problemas, no tienen retos ni motivos para avanzar, se repiten en su rutina un d�a tras otro. Necesito un reto que no puedan superar pero que al mismo tiempo no los desanime, que tengan que luchar contra �l.
- Me temo que lo que pides no es f�cil Irina - Galador se sec� el sudor de la frente y dej� de observar su futura llanura - las criaturas tienen todo el tiempo del mundo para resolver sus problemas, no les podemos plantear un reto imposible, tan solo uno largo.
- Pero podr�amos acortar dicho tiempo maese Galador y ese ser�a el reto de las criaturas, aprovechar un tiempo finito. - Folara hab�a colocado la t�nica sobre el esqueleto del mago y trataba de ajustarle el largo cayado.
- �Cu�nto tiempo les daremos? - Los ojos de Irina se hab�an iluminado con aquella idea, ya sab�a que funcionar�a.
- Hab�a pensado que lo decidiera un tercer Maestro - Folara se�al� aquello que hasta hac�a unos instantes era un proyecto de mago y que ahora se alzaba como un igual entre los gentiles creadores, les mir� y sin emitir una sola palabra se alz� por los aires y surc� los cielos en viaje eterno por toda la nueva Fantas�a.
- All� va el tercer Maestro, me temo que no es muy conversador. - Folara volvi� a su mesa de trabajo, ten�a varias ideas rond�ndole la cabeza.
- Ni siquiera nos ha dicho como se llama. - Se lament� Galador.
- Muerte, lo voy a llamar Muerte y a su debido tiempo hablaremos con �l. - Irina volv�a a tener una personalidad madura y tras sus ojos pod�a adivinarse un torrente de posibilidades.