20 febrero 2006

Los que salen del armario

Por lo general "salir del armario" es declararse uno mismo homosexual ante el mundo. No entiendo exactamente esta expresión, para empezar dudo mucho que la homosexualidad se haya practicado en armarios, son incómodos, oscuros y están llenos de cacharros. Sin ir más lejos, mi armario no es precisamente como para subirle la libido a uno. Creo que en tiempos ancestrales, antes incluso de que estuviera mal vista, la homosexualidad se practicaría más que nada en los baños y termas. La expresión entonces debiera ser "salir del baño" o de la ducha o de los más modernos vestuarios.

Sin embargo si hay un grupo de gente a la que la expresión "salir del armario" le queda como anillo al dedo (esto es un juego de palabras que luego tendrá hasta gracia). Los jugadores de rol o "roleros" son los que salen del armario al declararse amigos de una actividad con peor fama que la quema de edificios públicos. Y ustedes dirán que en un armario tampoco se pueden practicar juegos de rol, cierto. Pero en los armarios, lejos de la severa mirada de los educadores, se han escondido infinidad de manuales, hojas de personaje, bocetos de planos, dados de incontables caras y figuras de plomo. Los "Secretos de las tierras sombrías", los "Despojos de guerra" y el "Compendio de Monstruos" no son volúmenes para dejar junto a las obras de Carl Sagan. Cuando se da el paso de la clandestinidad del armario al orgullo de colocar el ejercito orco en la estantería es cuando el jugador de rol consigue "salir del armario".

Además, los buenos jugadores de rol y lectores de fantasía en general saben que existen un buen número de armarios que son puertas dimensionales a mundos maravillosos.

Mundos maravillosos esclavizados por una fuerza del mal y que esperan la colaboración de un humano desinteresado para liderarlos en la batalla o para desequilibrar la balanza de la guerra.

Y eso que el humano desinteresado suele ser un empollón de gafas redondas y con más capones a las espaldas que el sparrng de Bruce Lee, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión (Michael Ende dixit, y yo me fío de Michael).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

M�s raz�n que un Santo. Yo cada vez que digo que soy jugador de rol , la gente me mira como si hubiera dicho que como ratas vivas mientras un gato me ara�a la garganta.
Pero siempre he lo he confesado sin rubor y he intentado ganar adeptos para la causa, jeje.

Meg dijo...

Pues a m� no me parece tan raro. Y eso que yo conoc� a jugadores de rol ya mayor de edad. Peores son las gamberradas que graban los adolescentes de hoy con sus putos m�viles de �ltima generaci�n (�en este blog se pueden decir palabrotas?).

Sin embargo, discrepo en la aseveraci�n de que los jugadores de rol suelen ser empollones, sin ir m�s lejos, el hermano de la Sra. D jugaba al rol y ni empoll�n corrido a capones ni siquiera listo es.

Anónimo dijo...

Si la verdad que ser jugador y Master de un juego de rol no es una aficion para ponerla en un curriculum,pero que le vamos hacer, es la sociedad la que dicta las �etiquetas�.

josuered dijo...

No, no, no. No son empollones los jugadores de rol. Los empollones son, por lo general, los que cruzan los armarios y otros portales m�gicos para salvar mundos fant�sticos.