Que la Transición fue necesaria no lo discute nadie, al menos necesaria para llegar a la democracia. Que seguramente fue lo mejor que se pudo hacer entonces, posiblemente. Pero lo que me da rabia es que nos empeñemos en decir que fue perfecta. Hay que planteárselo así: el dictador muere y el pueblo español, cada día más europeizado, pedía algo más que otros cuarenta años de misa y circo. Y se tuvieron que hacer un sinfín de concesiones: Una constitución a gusto de todos y que dice más bien poco. Y una ley de Amnistía que hacía borrón y cuenta nueva y que trataba de evitar el más que probable revanchismo en caso de cambio de ideología al mando. Y aquello dio unos frutos que ahora vivimos y que desde luego no son el mejor mundo, ni la mejor España, posible.
Pero aquella Transición de perfecta no tuvo nada. Así que me produce una mezcla de risa y vergüenza que venga el español de turno a decir (las cursivas son mías):
«no cabe comparar (nuestra Amnistía) con el caso argentino o chileno porque la ilegitimidad de las amnistías en ambos países radica en que los propios criminales se 'autoamnistiaron'. En España, en cambio, todos juntos decidieron acabar con la Guerra Civil. Nadie, desde el Derecho nacional o el internacional, puede poner en duda nuestra Ley de Amnistía.» Francisco Javier Álvarez - Es un errorVamos, que lo nuestro es sagrado y no puede nadie, ni de fuera ni de dentro, a decir lo contrario. Mientras nosotros sí podemos emitir juicios de valor sobre el resto de amnistías mundiales. Eso y nos han robado los mundiales e incontables festivales de Eurovisión.
Por otra parte, y en el mismo artículo, se dice:
«en España rige el principio de que todos los delitos prescriben con el paso del tiempo. Sólo recientemente (2003 en nuestro Código Penal y 1970 en el Derecho internacional) se excepcionó lo relativo a delitos de lesa humanidad y genocidio. Pero esa cláusula no es retroactiva, pues atacaría los principios de seguridad jurídica e interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.»Y es cierto pero hay un detalle: ¿Puede un país juzgarse a sí mismo por delitos contra la humanidad? Desde mi punto de vista, que no es nada legal pero sí moral: No. Los delitos contra la humanidad debería juzgarlos un tribunal internacional con la mayor representación de la Humanidad posible.
Por otra parte ¿a alguien en España le importan los códigos penales o similares de otros países cuando se juzgan casos de genocidio u otros delitos contra la humanidad? Es decir: ¿Alguien sabe si en Chile estaba contemplado el delito de genocidio como tal cuando mandaba Pinochet? ¿Y en Guatemala cuando mandaban Benedicto Lucas García y Efraín Ríos Montt? ¿En la Alemania Nazi ya se contemplaba el genocidio? ¿Y en China o en el Tibet? Y solo hay que hacer una búsqueda por Internet para ver los casos y como nos felicitamos por impartir justicia a nivel mundial, el mismísimo Castro se escapó por ser todavía Jefe de Estado, pero cualquier día también lo juzgamos. Pero claro, nosotros, creadores de la Transición sí somos más que capaces de juzgar delitos ajenos sin importar si atentamos contra principios de no retroactividad o los marcos de seguridad jurídica extranjeros. Ahora, lo nuestro ni tocarlo ni mentarlo, que es sacrosanto.
Que, y para dejarlo claro, a mí me parece perder el tiempo con cosas viejas en tratar de juzgar a unos delincuentes de los que quedaran vivos cuatro gatos. Me parece un ejercicio de reflexión necesario el mirar hacia nuestra historia reciente y poder decir, ambos bandos: «sí, ahí nos pasamos.» Y me parece de cajón el abrir todas las fosas e identificar los cadáveres. Que es cierto que no comparto la necesidad de recuperar cadáveres de hace más de cincuenta años, pero la comprendo y la apoyo. Igual que si se cae alguien por un barranco o si se hunde un banco no dudamos en mandar a los vivos a jugarse el físico para rescatar los cadáveres. Y está claro que yo de marcos jurídicos y legales no se nada, pero de medir con dos raseros según me interese se mucho, que llevo viéndolo toda la vida.
1 comentario:
Comparto su gusto por los "dardos" de Lázaro Carreter y le invito a leer mi blog (Primavera verbal). Me gusta su espíritu crítico, aunque no opine como usted, naturlamente.
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