Hoy he recibido un bocinazo de un conductor. Cruzaba por un paso de peatones con semáforo y tenía el muñeco luminoso era de color verde. Al escuchar el claxon me he girado para comprobar si era un conocido pero no he reconocido al conductor y he extendido el dedo índice de mi mano derecha y he señalado al hombrecillo verde que me otorgaba preferencia. El conductor se ha alterado un poco, ha vuelto a pitar y sin parar mi marcha le he seguido señalando el semáforo hasta que he terminado de cruzar la calle. Os prometo que he caminado a velocidad normal y que he terminado de cruzar antes que el semáforo parpadeara. Lo último que se es que ha bajado la ventanilla para decirme algo pero el reproductor de MP3 y mi gen de teflón -que hace que ciertas cosas resbalen- me ha impedido saber qué era.
Luego me he preguntado si no sería algún conocido tratando de llamar mi atención, los miopes tenemos dificultad para reconocer las caras a cierta distancia. Como los pantalones están en perfecto estado y conservo todas mis posesiones no era un aviso de ridículo o de robo. En cualquier caso me ha aportado un momento de satisfacción personal en la parte malvada de mi personalidad.
3 comentarios:
Que remilgado, yo le hubiera dicho que qué coño pasa y le hubiera mostrado el dedo medio de mi mano derecha. Es posible que quisiera preguntarte algo; pero has hecho bien ,tú a tu bola.
Si es que hay gente que da miedo cuando se pone dentro de un coche.
En primer lugar: quizás ese conductor lo que necesitaba era información sobre la ubicación de un comercio, calle o similar. Quizás llevará algún tipo de bien perecedero ( en mi tierra se dice llevar pescado)que necesitara una pronta entrega.
En segundo lugar: quizás ese conductor lo que necesitará es ser asistido en urgencias por algún tipo de patología que no podía precisar espera. Quizás haya fallecido en su coche por no llegar a tiempo, por pararse en un semaforo rojo.
En tercer lugar: quizás ese conductor lo que necesitará era unas palabras amigas, que le ayudaran a sacar todo el stress de su jornada laboral, y de sus problemas familiares. Quizas esas palabras hubieran hecho desbordar su impetud y le hubiera hecho reflexionar sobre el significado de su vida.
En cuarto lugar: quizás ese conductor lo que necesitaba era hacer sonar su claxón para liberar su frustración, a la vez que soltaba algún ligero insulto por su boca.
Quizás ese conductor lo que no necesitaba ese conductor era que un peatón le recordara su obligación de detenerse en un semaforo rojo, y que sin inmutarse señalara un semáforo verde como muestra de superioridad solamente con el objetivo de satisfacer su ego de peatón. Ahora hay gente que también le hace feliz meterse el dedo en la nariz, con una diferencia estos no hacen daño a nadie.
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