Hoy es uno de los escasos días de otoño en Murcia. Llueve ligeramente, hace un viento fresco pero ni hace frío de verdad ni cae un aguacero, como en invierno.
La gente se deprime los días así, se sienten mal al perder de vista al Sol por unas horas y el ánimo se les viene a los pies. A mi me gustan estos días, el olor a mojado, ese fresquito que te dice que estas vivo, ese cielo al que puedes mirar a la cara sin deslumbrarte. Un día para salir a la calle a ver algo distinto del "solanero" de los últimos meses.
Y ha sido al salir cuando he visto, junto al contenedor de la basura, un perro de peluche abandonado, mojado, pasando frío el pobre, lejos de su dueño. «Él no lo haría» decía aquel anuncio, el de peluche desde luego no. Han estado a punto de colocar mi estado anímico al nivel del resto del mundo, eso no se le hace a un ser querido, aunque sea de felpa y relleno. Como poco dejarlo dentro del contenedor, y siendo honrados y dado que el animalito parecía en buen estado haberlo donado a alguna campaña de recogida de juguetes.
Y es que no los llaman días grises por el tiempo sino por los seres de apariencia humana que pululan por la calle.
2 comentarios:
Es que hay gente desalmada por el mundo. Nunca verás a ninguno de mis peluches deambular por la calle sin ir de la mano de una persona responsable.
Y respecto a la lluvia, ojalá se tirara así hasta el lunes, aunque me jodiera el fin de semana.
A mí también me encantan los días lluviosos, creo que es cómo te lo tomes. En mi casa, cuando éramos pequeños, era día de diversión: migas para comer, palomitas por la tarde, parchís, cartas, monopoly, trivial... Era genial.
Ahora prefiero leerme un buen libro y mirar por el cristal de vez en cuando, el sonido de la lluvia me encanta.
Publicar un comentario