26 febrero 2006

Neverwhere

Neil Gaiman es un conocido guionista de tebeos que, como otros grandes autores, ha diversificado su trabajo por todo el árbol de la cultura. Ha escrito algunos libros de ciencia ficción y de fantasía, algunos relatos cortos y un guión para una miniserie de televisión de seis episodios, Neverwhere. Basada en esta serie escribió el libro del mismo nombre y que he terminado de leer.

Neverwhere nos relata la historia de Richard Mayhew, un escocés que se muda a vivir a Londres por motivos de trabajo. Tras llevar año y medio en la capital británica se encuentra en un calle a una chica de aspecto pordiosero con una herida sangrante, decide ayudarla y se ve envuelto en una trama a caballo entre lo fantástica y lo imposible para ayudar a la chica y para recuperar su propia forma de vida. Los sucesos lo llevaran a conocer el Lado Subterráneo de Londres y a sus extraños habitantes, nobles que habitan en vagones del metro, comerciantes que realizan trueques imposibles, asesinos y guardaespaldas, y otros muchos.

Personalmente me ha gustado mucho, la sensación de estar atrapado en un mundo de fantasía dentro de un mundo real, el estilo de narración tan directo de Gaiman y una trama que te atrae desde el prólogo y te anima a saber un poco más sobre el Lado Subterráneo y sus habitantes. Lo he leído prácticamente en dos sentadas.

Anotaremos en la cuenta que es un libro prestado por la Biblioteca Regional de Murcia, como siga sacando libros a este ritmo me voy a sentir culpable.

2 comentarios:

Meg dijo...

¿Culpable por utilizar un bien público? A partir de ahora ve volando al trabajo, que si pisas las aceras o el asfalto, también utilizarás un bien público.

Además, ¿tú pagas impuestos? Pues con esos impuestos se sufragan las bibliotecas públicas.

josuered dijo...

Es un decir eso de sentirse culpable.

De todas formas por muchos impuestos que paguemos y por muchos bienes públicos que sean nunca esta de más tener un poco de conciencia de lo ajeno y procurar el uso sin llegar jamás al abuso. España iría mucho mejor si no hubiera tanto abusón suelto.