Dune

Tenía una deuda con la literatura de ciencia ficción en forma de Dune y ya la he saldado. La obra de Frank Herbert ha sido asimilada por mis ojos como si fuera la especia melange de Arrakis.

No se como describir la novela y el universo de Dune sin usar la palabra genial. La historia describe un universo feudal formado donde los nobles disponen de los planetas por gracia del Emperador. El Duque Leto Atreides es conminado a dejar su planeta feudo, Caladan, para tomar las riendas de Arrakis, el único planeta donde se obtiene la única especia melange. La especia melange es única para permitir los viajes espaciales, que están monopolizados por la Cofradía Espacial, sin ella cada uno se vería limitado a su propio planeta. La historia trata de intrigas políticas y de poder, de facciones religiosas, planes en los planes y fintas en las fintas. En medio de este torbellino de poder el hijo del Duque, Paul, que parece llamado a ser algo más de lo que puede soportar.

La ciencia ficción de Frank Herbert rehuye de la gran tecnología, imponentes ejércitos y brillantes rayos de luz. Es una ciencia ficción que plantea problemas sobre política, religión, sentimientos, incluso ecología. Herbert consigue enseñarnos un universo que se hace con nosotros poco a poco y que nos hace querer ser parte de él. El lenguaje es sencillo, sin abuso de términos inventados e introduce la novedad de marcar en cursiva los pensamientos de los personajes, que son tan importantes como toda la trama. Lo recomiendo abiertamente, incluso para aquellos que, como yo, hayan visto las películas, las miniseries y jugado a los videojuegos.

Este libro ha sido leído gracias a un préstamo personal.