07 octubre 2006

Hablando solo

Por más que lo intento no consigo que la gente comprenda que ciertas partes de mi forma de vida son correctas. Y cuando esa gente que no me comprende son seres queridos, allegados y de pensamiento afín se me nubla la mente en una tormenta de ira y confusión.

Hace ya tiempo tomé la decisión de vivir solo, es decir, de no buscar una pareja con la que compartir mi vida. Y aquí vienen todos los problemas. Lo primero que tiene que hacer el soltero es dar explicaciones sobre su pasado. Explicar que no es un trauma de la infancia, que tu familia es normal, que tus padres tienen una coexistencia feliz y pacífica, que no sufres el dolor de una ruptura, que no tomas drogas... El mundo occidental no esta preparado para que alguien se salte el modelo tradicional (léase: católico) de familia.

Lo segundo es tener que escuchar las distintas previsiones de futuro. Todas de mal augurio con respecto a lo que mis planes concierne: «ya caerás», «lo que tienes que hacer es conocer gente», «te veré tragarte esas palabras», «a ti lo que te hace falta es un buen polvo», y otras de igual cáliz. Parece que te hablen de la hipoteca en lugar del idílico romance.

Y lo tercero es responder a preguntas sobre el presente, si no lo echas de menos, si no te da miedo y mi preferida: «¿Qué pasa con el sexo?» No lo echo de menos. Sí, me da miedo morir por no tener a nadie cerca para ayudarme (cosa que le puede pasar a cualquiera). Y con el sexo no pasa nada.

Y ya se que es por mi bien, que los casados comen mejor, o viven mejor, o viven más, o pagan mejor la hipoteca, o tienen sexo más a menudo, o cien cosas más. Conozco las ventajas y conozco los problemas y me conozco a mí. Y ahora mismo la decisión es estar solo, seguir soltero. Y no es un dogma de fe, ni una decisión a vida o muerte ni nada definitivo. Soy consciente de que mañana se me cruza la mujer de mi vida y se me pueden ir todos los planes al traste. Que tampoco me he apuntado al seminario ese. Pero no voy a buscar este tipo de vida activamente.

Y, al contrario que el resto del mundo, no voy a defender mi postura ni criticar la de los demás, es una postura personal que cada uno debe sopesar por sí mismo. Aunque estoy dispuesto a responder preguntas, que esto tampoco es secreto de estado.

8 comentarios:

Sr_Skyzos dijo...

Me parece una opción igual de válida que otra, y más vale estar sólo que mal acompañado.

Pero entiende que, cuando te encuentras un interlocutor enfrente tuya que no opina igual, le cueste entederlo. También es triste que tengas que aclararlo una y otra vez. Y más aun que lo tengas que dejar hasta escrito en tu blog.

Rai dijo...

Jejeje, el mundo tiende a la homogeneidad y, al tiempo, es poco tolerante.


Pero quizás peor que ser un incomprendido por una elección poco popular, es encontrarse en esa situación pero que no se trate de una elección :/


Ray

PD: ¿no piensas aclarar un poco tu anterior post?

Anónimo dijo...

Soltero,ok.
Pero hay que ver a los amigos leñe.

Meg dijo...

Esto me recuerda a un libro: El amante lesbiano. La tía del protagonista es masoquista y llega al placer sexual por el dolor. Se casa y encuentra en su marido a la pareja perfecta: le pega unas palizas de campeonato. Todo el mundo pone el grito en el cielo y piensa que está loca, pero ella es feliz con esa vida.

Respecto a tí, es cuestión de que todos aceptemos tu vida en soledad. Pero los que te queremos, también queremos verte de vez en cuando. Sabes que yo no tengo queja al respecto. Y también sabes cuánto te lo agradezco. A ver si me recupero económicamente y nos damos un homenaje a quesos variados y hamburguesas gigantes en aquel sitio de Santa Eulalia que estaba aquella vez.

Meg dijo...

Era aquel sitio que estaba cerrado aquella vez que fuimos.

josuered dijo...

Jo, uno pidiendo un poco de comprensión y lo comparan con una mujer con un grave problema mental.

Así va la tolerancia, dando martillazos a los clavos que sobresalen.

Meg dijo...

A ver, nene, que a veces no entiendes nada de lo que te digo, de verdad, es que no hay quién pueda contigo...

Y el masoquismo no es una enfermedad mental.

josuered dijo...

El masoquismo no es una enfermedad mental pero cuando la única manera que tienes de obtener placer sexual es que tu marido (o tu mujer, of course) te de unas palizas de muerte eso sí es una enfermedad mental.

Vamos que una cosa es jugar a los soldados y otra liarse a tiros con los vecinos.