Erase una vez un lejano y peque�o reino gobernado por una casa real. El reparto del gobierno era ejercido por el rey y la reina de manera equitativa y ambos tenian la costumbre de delegar peque�as tareas en los jovenes pr�ncipes herederos como parte de su formaci�n. El mayor de los pr�ncipes, protagonista de nuestra aventura, es conocido como "el noble" por los subditos del peque�o trozo del reino que gobierna junto a su hermano, conocido por los subditos como "el ausente" por su poco inter�s hacia las tareas de palacio. Los terrenos controlados por el noble principe, en eterna ausencia de su hermano menor, son f�rtiles y estan llenos de s�bditos felices que propiciaron una expansi�n de bienes y familias hace tiempo. Nuestro noble principe, atento a las s�plicas de sus s�bditos, inici� una h�bil maniobra pol�tica que le permitiera expandir las fronteras de sus terrenos dentro del reino.
Exist�a un segundo terreno que los principes regentaban, una zona boscosa, carente de habitantes pero rica en recursos, este terreno estaba en uno de los extremos del reino, dentro de una zona que la reina ten�a en alta estima. Nuestro noble pr�ncipe intent� negociar un cambio de terreno, sin embargo los reyes no parecian dispuestos a negociar, tan solo quedaba una posibilidad, una zona de p�ramo sin valor que se encontraba en mitad del reino. Aquella zona des�rtica tenia posibilidades si los reyes accedian a aportar unas ciertas estructuras para que los s�bditos del pr�ncipe pudieran establecerse. El acuerdo parec�a sencillo y ventajoso para ambas partes, los reyes obtenian una de las mas bellas zonas del reino y los s�bditos del pr�ncipe podr�an establecerse en el p�ramo y fundar una nueva ciudad. Los reyes no dudaron en aceptar, la reina tomar�a posesi�n del �rea boscosa mientras que el rey otorgar�a las estructuras b�sicas a los s�bditos del pr�ncipe. Ese era el trato.
Pasaron los meses y la reina ten�a el control total del bosque, sin embargo el rey no creaba las estructuras y los s�bditos del noble pr�ncipe se hacinaban en el principado a la espera de la promesa del rey. El noble pr�ncipe intentaba a diario que su padre, el rey, cumpliera su acuerdo, pero le faltaba fuerza y la pasividad de "el pr�ncipe ausente" no le ayudaba. En un �ltimo intento el pr�ncipe amenaz� con enviar a sus s�bditos a vivir al bosque e inici� un amago de migraci�n. La reina, asustada ante dicha posibilidad, hostig� al rey a que cumpliera su parte del trato y �ste, no sin retrasar al m�ximo sus deberes, consinti� en crear las prometidas estructuras.
Apenas si ha pasado una semana y los s�bditos de nuestro noble principe ya han fundado una pr�spera ciudad repleta de servicios a los ciudadanos, el pr�ncipe ausente tambi�n ha aprovechado para hacerse una segunda residencia, pese a no haber aportado nada al litigio real. Y color�n colorado este cuento se ha terminado.
Basado en una hogare�a historia real.
2 comentarios:
No llego a entender bien el cuento, creo que llega a ser un poco absurdo :p pero bueno... todo lo que viene de t� es bien recibido***
Si se�or, hasta en las mas altas esferas hay "chupopteros" que se inchan con el trabajo, la valentia, el esfuerzo, etc...de los dem�s, para ganar cosas, o quitarse otras de encima que no les interesaba,�eso si! sin haber movido un solo dedo.
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