13 agosto 2006

La vida pública

Cuando me planteé abrir un blog una de las dudas era hacerlo bajo una identidad oculta o no. Las identidades ocultas tienen múltiples ventajas, como que puedes contarlo todo sin miedo de herir sensibilidades. El viernes estuve cenando con unos amigos que representan el grueso de lectores conocidos de este blog, no puedo comentar algo de la cena y esperar que quede en el anonimato. No se si me lee algún compañero del trabajo, pero si os fijáis nunca he colocado el nombre de la empresa, ni nombres de los compañeros ni doy pistas. Esta práctica esta muy bien para los que no pertenecen a la empresa pero ya me ha costado un disgusto con un compañero que no entendió un post.

Pero el blog no puede ser estar todo el rato callado y políticamente correcto, al menos para mí esa fórmula no funciona. Y en la cena del sábado escuche dos cosas que me gustaría comentar, pero que no puedo por lo de las sensibilidades. Ordenadas cronológicamente la primera me sentó bastante mal, me la tomo como un ataque personal a mi forma de vida aunque se positivamente que no lo es. La segunda simplemente me parece curiosa, se comentó algo que por deducción iba dirigido a mí pero que por lógica no tenía que estar dirigido. Es como si alguien dijera: «Me gusta la camisa del de las gafas». Miras y el único con gafas eres tú, solo que no llevas camisa. Obviamente va dirigido a ti, el de gafas, pero esta mal dirigido porque no llevas camisa.

Bueno, ahora que lo he medio dicho ya me he quedado medio a gusto. Espero que todos los que tienen blog, o página web, o algo por el estilo sean conscientes de que un día de estos sus jefes, compañeros, vecinos, amantes, etc... pueden poner su nombre en Google y leer sus intimidades. Es un riesgo pero, como dice Makinavaja: «Se debe vivere pericolosamente». (Ya se que es una cita de Mussolini pero tiene más gracia cuando la dice Makinavaja)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi opicion personal, prefiero leer un blog sincero a uno que adore la píldora de los lectores. Prefiero escuchar una crítica hacia mí que un falso "todo está bien", y prefiero palabras claras y directas a dobles sentidos rebuscados. Mi sensibilidad está muy curtida, y para herirla hace falta una tirada abierta hacia arriba, con crítico incluido. En definitiva, si es por mí,tienes total libertad para decir todo lo que quieras, tanto ahora como siempre que sea necesario. La verdad duele, pero mucho menos que la mentira.

Meg dijo...

Si hubo algo que te sentó mal, debes decirlo, para evitar que se sigan produciendo ese tipo de "ataques" en el futuro. Si dejas que todo lo que se dice que te afecte se quede en el aire (o peor, se te quede grabado dentro), las relaciones que tienes se van a empozoñar y las perderás.

P.D.: Maldita conexión de ciber, no consigo conectarme a Yahoo para leer el correo ni a Messenger para hablar contigo...

josuered dijo...

Aunque hay un montón de teorías psicológicas que dicen que las cosas que te guardas dentro hacen más daño que las que compartes mucho me temo que no estoy de acuerdo. En mi experiencia personal las cosas que no comparten te hacen daño a ti y las que compartes te hacen daño a ti, luego daño a otros y luego vuelven en forma de más daño.

Y hace ya mucho que decidí reducir al mínimo el daño que le hacía a aquellos que no se lo merecían.